Domando temores

CINDY LUQUE J.

Cuando era niña me encantaba ir a la playa y meterme al mar, aunque no supiera nadar, en verano disfrutaba de los paseos dominicales con la familia por la costa limeña. Pero eso cambió por completo cuando salí de paseo con mi tía y su novio. Fue el inicio de uno de mis grandes temores.

Un buen día mi tía, su novio y yo fuimos a una playa de Lima que se caracterizaba por ser «tranquila», las olas no eran tan grandes. Yo quería meterme al fondo del mar y para cumplir mi deseo el novio de mi tía me puso sobre sus hombros- como a los niños pequeños- y poco a poco fue dejando la orilla para estar mar adentro.

Como el chico iba tan pendiente de la tía más que de la sobrina, no se percató de que una ola gigante venía sobre nosotros. En segundos la pequeña Cindy había caído de los brazos del muchacho y estaba envuelta por el agua salada. Pocos segundos después, no sé cómo, mi afán de supervivencia hizo que de la nada apareciera tirada en la orilla de la playa, algo incosciente. Es lo único que recuerdo de ese negro día. A partir de entonces, le temo al mar.

Es contradictorio, porque me encanta la playa, me encanta el sol, la arena, el agua salada, pero le sigo teniendo miedo a las olas. Por eso si algún día me ven en la playa seguro que me encontrarán en la orilla.

Mi miedo me ha superado muchas veces, con decirles que incluso bajo la ducha pensaba que me iba a ahogar, jajaja. Los que han pasado alguna vez por una situación como la mía me entenderán, porque es más la sensación de agobio que el estar ahogándote en realidad.

Pero en estos últimos años me he propuesto vencer mi gran temor a las olas, al agua, a ponerme debajo de la ducha, y ahogarme otra vez.

Una de las cosas que me ha ayudado bastante a ir perdiendo ese miedo es que la playa que frecuento en España es una playa super tranquila, de aguas cálidas y con olas pequeñas, muy diferente del Pacífico. Eso me ha animado a meterme un poquito más adentro cada vez que voy.

El ánimo de mi esposo para que aprenda a nadar, ha sido otro de los alicientes para ir domando a la fiera (mi temor).  El siguiente paso ha sido meterme en una piscina y capuzarme. Eso se lo debo a mi querida amiga Lidia, que con su persistencia me ha convencido para hacerlo. Ahora por lo menos aguanto unos segundos debajo del agua. Siguiente paso, meterme a clases de AquafitnesS y Aquabike. Todo para volverme amiga del agua. Al inicio nuestra relación fue dura, porque era un tira y afloje.

Por ejemplo, en la piscina en las clases del gimnasio, aunque el agua  no me cubría, sentía agobio. Cuando había que saltar o estirarse mucho allí dentro, sentía que me iba resbalar y ahogarme.Pero conforme pasan los días me olvido del miedo a caerme o ahogarme y disfruto más de las clases. Creo que ver a mis compañeros, que en su mayoría son mayores, tan animados y más valientes que yo, hace que me sienta más segura, porque si ellos pueden teniendo tantos achaques por la edad, por qué yo no.

La gente del aquafitnes es muy amable. Sobre todo dos mujeres que se han dado cuenta que no sé nadar y a diario me animan a intentar algo más dentro de la piscina, coger «el churro» (una especie de barra que no pesa nada, es flexible y flota) e intentar nadar sola. Hoy ambas, Fina y Lola, me han llevado a la piscina más grande, donde no haces pie, donde van los que saben nadar, los que hacen piruetas, los que hacen carreras. Al prinicipio me costó, pero creo que fue mi actitud aguerrida y «lanzada» como ellas dicen lo que me ha empujado a seguir. Me ha costado, pero luego me he sentido de maravilla allí dentro. Obviamente siempre cerca del borde, por si algo me pasa, jajaja.

De ahora en adelante seguiré intentándolo un poquito más cada día, pero eso sí con el churro de compañero, hasta que pierda completamente el miedo a ahogarme. Las cosas de palacio van despacio, y en mi caso en lo que va del año creo que he progresado mucho. Asi es que ya saben, los que han pasado por una situación parecida a la mía, ánimo que hasta el más duro de todos puede ser domado, en este caso el agua.

7 comentarios en “Domando temores

  1. Hola Cindy, haces bien en estar en contacto con el agua, yo t aconsejo q en septiembre t inscribas a un curso de natacion ,empiezas como principiante, aprenderas a flotar , tener mas confianza con el agua, y despues a nadar, y lo puedes practicar en invierno como en verano, aprenderas las tecnicas, sea estilo libre ,rana, espalda etc, si pones d tu partte y si el instructor es buena gente tiene paciencia haran un buen equipo, la natacion es un deporte completo, q t ayudara en la parte cardiovascular ,ayuda a mantener una presión arterial estable, mejora la postura corporal, etc.. yo lo practico ya de hace dos años, y es lo maximo, nadar es como volar.Un gran abrazo y muchos saludos a Ramon.

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    • Gracias por tus consejos Javier (supongo que eres Javier Enrique Valdivia, no?)
      Hablas como todo un instructor y un buen nadador, seguiré tus recomendaciones, eso sí prometo ir poco a poco, porque soy miedoda , jajaja.
      Le mandaré tus saludos a Ramoncito

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  2. Hello Cindy,

    bueno yo como ya tengo unos pocos de años, también tengo diferentes anécdotas con el agua pero sobre todo una que no olvidare nunca , mas que traumatica es de risa, todavía al recordarla me rió .Tenia como unos quince años y fue en la playa de Mazarrón ,la verdad es que yo no soy nada de playa prefiero la piscina pero ya sabes que cuando eres joven te apuntas a todo,en fin ,estamos jugando con las olas y una colchoneta todo muy bien hasta que de pronto todo se fastidio cuando de frente y sin darme cuenta vino una ola gigante la cual me arrastro hacia la orilla sin poder controlar la colchoneta ni a mi misma ,lo bueno es que había una pareja de novios hay en la orillita besándose apasionadamente muy juntitos y hay que vino la Rosa y justo paso en medio de ellos separandolos y estropeando su mejor momento y después de todo ,claro vino la bronca ,!niña estas tonta o que?!!!!!!…!!!es que no ves por donde vas?!!!!!!bueno todo un espectáculo me estuve riendo no se cuanto tiempo después.

    Animo a todo la gente que aprenda a nadar ya que estar en el agua es un sensación impresionante!!!!!

    Besos.

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    • Que buena anécdota Rose!!! imagino qué cara habará puesto la parejita, y lo peor que no fue tu culpa, sino de la ola, jajaja. Ni modo. Menos mal que lo tomaste bien.
      Y es verdad, todo el mundo debería aprender a nadar, pero bueno los que tenemos miedito vamos poco a poco. Y como dices es impresionante estar dentro del agua ya sea en la piscina o en el mar, te relaja y te tranquiliza un montón. Y obvio, después una siesta, jajaja, a nadie le viene mal.
      Besos

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