Bebé grande, grandes cambios

Se dice que el segundo hijo hereda todo del hermano mayor, sobre todo si son del mismo sexo. Sin embargo, mi pequeño​ Gabriel no ha podido usar la ropa de mi hijo mayor porque no le quedaba​, ya que nació en diferente temporada y más grande que su hermano. Tampoco ha disfrutado de la cuna de recién nacido, porque no entraba en ella.
 
Al principio era gracioso verlo tan gordito, tan cachetoncito, pero a medida que pasó el tiempo su peso y su tamaño nos han traído algunos inconvenientes, como por ejemplo:
. El carricoche se ha roto, la parte del respaldo ha cedido, ya no soporta su peso. De vez en cuando vuelve a su sitio, se arregla, pero en los momentos menos oportunos se va hacia atrás. La solución, pasarlo al carrito de paseo y que hasta hace poco usaba su hermano mayor. Aunque no le gusta mucho, porque es más pequeño y menos cómodo para él, tendrá que acostumbrarse.
. El siguiente problema:  el carricoche más grande, el que se ha roto, tiene un patín acoplado que me sirve para llevar a mi hijo mayor de pie allí y que no se puede poner en el otro carrito. Nos toca buscar y comprar uno nuevo.
. Otro cambio que tenemos que hacer es reemplazar la silla del auto, el pobre Gabriel ya no cabe en ella, entra apretadito y viaja incómodo. 
 . El columpio en donde toma sus siestas por las mañanas y le ha ayudado a relajarse, también está por jubilarse. El pobre trasto ya no aguanta el peso de mi pequeño gigante, le estamos dando tralla hasta el último minuto, a veces ya ni se mueve mucho y tengo que empujarlo para que se balancee. Deberían hacer columpios que soporten el peso de bebés «grandes».
Con un bebé grande, tocan grandes cambios.