Mamá al límite

 
No sabía como empezar a escribir este post. Me ha sido muy difícil, la verdad. He tenido un cúmulo de sensaciones que he venido cargando durante semanas hasta que hoy ya no he podido más y he decidido hacer una catarsis escribiendo para liberarme.
 
Estas últimas semanas me he sentido la peor de las madres del mundo. Me he sentido muy estresada, muy cansada, muy agobiada con el trabajo, la casa, los niños, el calor horrible que no ayuda en España, con muchas ganas de gritar, de chillar, de llorar, de explotar, de tirarme por el balcón. Casi todos los días he estado al límite de paciencia. Y si a esto le sumamos el coctel de pastillas que tomo desde hace un mes debido a una reacción alérgica que me surgió al ponerme una falda nueva y luego a los cambios de temperatura y al estrés, ya ni les digo.

Pero hoy ha sido la gota que colmó el vaso, no por lo que sucedió, sino porque me sentí muy mal. Últimamente mi hijo mayor viene retándome y llevándome al límite. Me contesta de una forma que no lo hacía antes, no me oye o no quiere hacerlo y, claro, a veces chilla como yo.  Justo los minutos previos a salir para llevarlo a la escuelita de verano se pone fatal y eso me pone de los nervios. Él sabe que cuando me responde de mala manera «palomita va volando a su boquita»(una palmadita). Pero hoy esa «palmadita» se ha convertido en un bofetón, se me fue de las manos😔😔😔. La rabia se apoderó de mi mientras le oía contestándome de mala forma, desobedeciéndome y mientras su hermano lloraba sin motivo alguno ( parece que se ponen de acuerdo). Y me he visto a mi misma como una olla de agua en ebullición a la que le echas sal y el agua se rebalsa. No he podido controlarme, no he podido tener dominio propio, eso que tanto le pido a Dios. He visto a mi hijo llorar de dolor y de miedo, y al pequeño también. He llorado yo también.  Me he arrepentido, le he pedido perdón, le he besado mil veces. Lo he llevado a la escuela tranquilo, contento después del incidente, pero yo no lo he olvidado en todo el día. He estado llorando de impotencia, de rabia conmigo misma, de miedo a que mi hijo me tenga miedo. De nervios, de agobio. Hoy ha sido uno de esos días que quisiera borrar de mi cabeza y de la de mi hijo.
He estado pensando toda la mañana en lo que ha pasado, pido sabiduría para criar y corregir a mis hijos con amor y sobre todo no herirlos, no gritar. Así es que me he propuesto meterme al baño o respirar profundamente cuando tenga ganas de estallar como hoy. Mi hijo y yo hemos hecho un «pacto de meñiques», hemos prometido»tratar»de no gritar, que cuando tengamos ganas de hacerlo respiremos hondo y nos calmemos. Lo estoy haciendo, lo estoy intentando y por ahora en algo ayuda. Andrés también lo intenta. Ya les contaré cómo nos va, porque no quiero que mis hijos me vean rota, ni que ellos me obedezcan por miedo. Es difícil la tarea que nos toca, sobre todo en días como hoy. Corregir sin estar llena de cólera es un reto para mi de ahora en adelante.
Gracias por dejar que me desahogue y no juzgar, como madres o padres hacemos lo mejor que podemos, pero somos personas y fallamos.😞😞😞
*** Este post colaborativo ha sido publicado en la web de http://www.mamasbloguerasperuanas.com/

Los abuelos, ¿a engreír o a criar?

Fuente:lamentemaravillosa.com

Hace unos días atrás me encontré con unos abuelos que llevaban a la guardería a su nieto, que era compañerito de mi hijo mayor hace dos años atrás. Estuvimos hablando de cómo iban los niños, qué tal la escuela, etc. Pero la mujer de unos setenta y algo años me confesó una cosa que me hizo pensar en escribir este post: ¿hasta qué punto deben los abuelos cuidar de sus nietos?

A la mujer y a su esposo siempre los he visto de arriba para abajo con sus dos nietos. Corriendo para llegar a la hora a la guardería, al cole, al centro de salud, como todos los padres. La mujer lo llevaba muy bien, le gustaba cuidar de sus nietos. Me dijo que su hija trabajaba todo el día y su yerno igual. Y que ella prefería encargarse de sus nietos en lugar de que otra persona se hiciera cargo de ellos. Me contó que los ha criado desde pequeñitos. Que, incluso, la madre de las criaturas se los lleva cenados, bañados y dormidos a su casa. Me confesó que su marido, al principio, al haberse jubilado, tenía ilusión de estar con los nietos, pero con el tiempo se le ha hecho pesado, que lo lleva fatal, que está cansado porque todos los días, sí todos los días, están «obligados» a tener a los niños consigo, llevarlos a sus actividades, cuidar de su crianza y siente que no tiene vida. El hombre estaba al lado, oyendo nuestra conversación.

Fuente: lamenteesmaravillosa.com

Fuente: lamenteesmaravillosa.com

No quise ser indiscreta, pero me salió la vena periodística y le pregunté qué pensaba su hija. Me contestó que a veces se se sentía mal por ellos, que le sabía mal dejarles toda la responsabilidad, pero que ni modo.

No sé la realidad de esa familia o la de otras parecidas, pero yo creo que los hijos los traemos al mundo para criarlos nosotros: los padres. Los abuelos están para disfrutarlos, para jugar, pasear con ellos, pero en la medida de sus posibilidades. Ellos también tienen una vida. Claro, hay casos especiales en que no queda de otra y no juzgo a nadie, cada quien sabe lo que hay en su casa, sus circunstancias, etc. En nuestro caso, tratamos de no cargar a mis suegros que son los que están aquí cerca. Les dejo a mis hijos en contadas ocasiones, cuando ellos lo desean. Cuando es necesario. Mi suegra aún trabaja y soy consciente que cuando sale cansada del hospital quiere relajarse, que tiene sus cosas que hacer, su vida, sus amistades. Mi suegro está jubilado y tiene más tiempo libre, pero también hace sus tareas, estudia, tiene reuniones. Así es que cuando dejamos a los niños son tardes, horas contadas, en vacaciones como ahora que tanto nietos como abuelos quieren pasar tiempo juntos; o por trabajo, un par de noches porque tuve que irme a cubrir un evento periodístico a otra ciudad.

Mi esposo y yo hemos tratado de solucionar nuestras cosas solos. Cuando decidimos tener el segundo hijo sabíamos que era nuestra responsabilidad. Él tuvo que tomarse sus días de paternidad en determinadas fechas para conciliar su trabajo y el bebé. Podíamos haber tirado de la ayuda de sus padres, pero como he dicho era nuestra responsabilidad, no la de ellos.

En España el 40 % de los abuelos cuida de sus nietos y se preocupa de su salud y ahorran miles de millones al año a los padres. Los abuelos se convierten en colchón protector de muchas familias que por la crisis han tenido que echar una mano a sus hijos; sin embargo, muchos de ellos, según varios estudios y publicaciones, se sienten preocupados por la responsabilidad y algunos, incluso, se sienten utilizados por su hijos para cuidar de los nietos.

No sé cómo ven el tema ustedes, ya he dicho que hay casos y casos. Pero yo creo que los abuelos no están para volver a criar con la edad que tienen, están para engreír a los nietos.

Aparatos electrónicos, ¿buenos o malos para los niños?

Desde mi segundo mes de embarazo de Gabriel me «captaron» en el centro de salud para ser parte de un estudio sobre «la obesidad infantil» en el que nos evaluaban, cada cierto tiempo, a las mamás gestantes y luego al bebé hasta los dos años de vida. Y es que en España uno de cada tres niños tiene exceso de peso. Es la cifra más alta de toda Europa y sitúa a España entre los países del mundo con la tasa más elevada de sobrepeso y obesidad infantil.

Y es por eso que los especialistas hacen mucho hincapié en este tema y hacen este tipo de reuniones con las madres. Hace unos días tuvimos nuestra quinta reunión y compartimos junto con los especialistas: pediatras, enfermeros pedíatricos, matronas ( obstetras) nuestras inquietudes sobre hábitos de vida saludable, alimentación, sueño, actividades físicas de nuestros bebés y todo lo relacionado con ellos. De todos los temas que tocamos, hubo uno en particular que generó polémica: los aparatos electrónicos y teléfonos móviles que usamos para entretener o distraer a nuestros peques. Ya sea para que coman, para que nos den tregua y nos dejen hacer las cosas de la casa o trabajar, para que se enteetengan, etc.

Los especialistas estaban de acuerdo en que un bebé no debe estar expuesto a estos aparatos, no deben verlos, ni utilizarlos, ni manipularlos. Pero todas las madres que estábamos en la reunión aunque sabíamos que no era beneficioso, opinábamos que a veces sí era necesario. Algunas contaban que sus hijos solo comían viendo la tele o los dibujos en la tablet o móvil. Otras, que tenían que ponerles frente a estos aparatos para ir a cocinar, hacer las cosas del hogar, o simplemente tomarse un respiro o hasta ir al baño.

La Sociedad Española de Cirugía Ocular Implanto-Refractiva (SECOIR), ha alertado de que el uso de dispositivos electrónicos está aumentando la incidencia de la miopía entre la población, especialmente entre los niños, al no estimular correctamente la visión lejana.

Los expertos también dicen que los niños deben desarrollar una habilidad muy compleja, que es la de controlar su atención y dirigirla no sólo a aquellos estímulos que se mueven, sino también a los que están quietos o son más aburridos.

Dicen los médicos que más tiempo frente al televisor se traduce en menos paciencia y autocontrol, peor desarrollo de la atención y mayores tasas de fracaso escolar. Y es que cuando el niño juega o dibuja su cerebro dirige la atención a los estímulos o personas con los que interacciona, pero cuando se sienta frente a la tele es ésta la que atrapa el interés del niño y hace todo el trabajo.

¿Quién no ha puesto el móvil o la tele al niño para que se distraiga y acabe la papilla? ¿O para que se quede quieto cuando espera en el pediatra? Cuando hacemos esto, el cerebro del pequeño aprende que cada vez que tiene que esforzarse, concentrarse o esperar quieto, tiene permiso para distraerse.

Si somos capaces de prestar atención y eliminar otros estímulos que intentan distraernos tendremos múltiples ventajas como detectar detalles, aprender idiomas o reducir los niveles de estrés, dicen los expertos en el tema.

En mi caso, trato de dosificar el tiempo que mis hijos-si mis hijos porque es inevitable que el bebé no vea lo que ve su hermano mayor-, ven la tele. El tema de coger los aparatos electrónicos, eso sí que lo tenemos mi esposo y yo muy claro: Andrés, el mayor, no puede cogerlos sin permiso de nosotros. Si usa el Ipad o el móvil ( celular) es con permiso previo y bajo nuestra supervisión. El bebé a veces quiere estos aparatos para morderlos, pero vemos poco a poco el interés que le pone cuando su hermano mira sus dibujos o canciones preferidos, así es que vamos con ojo avisor. Cuando alguna vez hemos visto que el pequeño ha tomado de la mesa o del sofá alguno de nuestros teléfonos y se lo quitamos, se desespera, llora, se tira al suelo y eso alguna vez-debo admitirlo- me da miedo. No quiero que sean dependientes de estos trastos, pero como decía la pediatra es difícil que no estén en contacto con ellos porque han nacido en una era donde estas cosas predominan, donde los niños de tres años (como mi hijo mayor) aprenden en el nido a usar el ordenador. ¡¡Eso yo lo aprendí siendo adolescente!!!! ¡Qué rápido avanzan estas nuevas generaciones!

¿Y ustedes creen que estos aparatos afectan a los niños? ¿Los usan para distraerlos? ¿Cómo dosifican su utilización?

 

 

 

 

Yo soy la reina, de mi casa

Tengo ganas de escribir desde hace tiempo, pero mis días se han convertido en un ir y venir de médicos, pañales, papillas y trabajo. Llego a las nueve de la noche rendida, cansada y casi sin darme cuenta caigo en el sofá y solo me levanto cuando oigo el llanto de alguno de mis hijos. Pero bueno, a ver si me voy poniendo al día y escribo más seguido sobre la aventura de ser la reina de mi casa, porque estoy rodeada de chicos, mis chicos.

En mi casa somos: la reina, yo; el rey, papá; el príncipe, Andrés, mi hijo mayor de tres años y medio; y, el principito Gabriel, de nueve meses. Así es como ha definido mi hijo Andrés a nuestra familia.

Hoy quiero hablar de las ventajas y desventajas de ser «la reina de la casa»

Como me dijo mi suegra una vez, las VENTAJAS, en plan consuelo, al no tener una niña: «vas a tener más espacio en el armario para ti», «vas a tener menos drama, porque las niñas, las mujeres en sí hacemos drama por todo». Estas dos premisas se me grabaron, jajaja. Y es verdad, yo tengo más espacio en los armarios para mis cosas. Y lo del drama, lo viví un par de meses cuando tuve a mi sobrina de dos años viviendo en casa, la pequeña me retaba cada dos por tres, me desafiaba, hacía un drama de cada cosa, tan pequeñita y sabía usar sus armas de «mujer» para conseguir lo que quería, muy coqueta ella quería todo de todo, bolsos, collares, pendientes, vestidos,- me hubiera encantando tener una nena para comprarle todo eso, pero mi hermana me dijo que el lado negativo lo veía a la hora de pagar todas esas monerías. Mi consuelo: el ahorro, y tener a mis sobrinas de vez en cuando para engreírlas y comprarles cositas monas.

LAS DESVENTAJAS. Pues, diría que al tener tanta testosterona en casa, el toque femenino lo tengo que poner yo, y es que tengo la casa inundada de coches, de trastos electrónicos de mi esposo, de dibujos de carros, de aviones, de ropa por aquí y por allá ( sigo insistiendo a  cada rato en que cada cosa tiene su lugar….van mejorando mis chicos, pero aún les cuesta). Y no sé si lo que diré ahora será una ventaja o desventaja, pero hay momentos en que mis dos hijos quieren estar conmigo a la vez, quieren mis brazos, mi cuello, mi pelo, todo de mi y a la vez. Es lindo pero muy agotador. Muchas veces he estado dándole el pecho al bebé, soportando sus trece kilos sobre un brazo y sobre mi otro brazo sujetando la cabeza del mayor  mientras se dormía. Ufff, ya se imaginan cómo acabo. Pero bueno, se me pasa cuando me llenan de besos y me sonríen.

Otra desventaja, al ser tan toscos, como todo niño, juegan de manera bruta, saltan, gritan, corren sin medir sus fuerzas y ya he sufrido cabezazos y patadas- todo sin querer-, en plan juego, a veces incluso como «cariño».

Otra cosa que me pasa y me molesta de ser la única mujer en casa es que a veces cuando salimos tengo que vestirme y arreglarme al final. Tengo que planchar y alistar ropa para los tres mientras el papi los ducha. Cuando ya están listos empiezo yo y debo hacer todo (ducharme, echarme mis cremas, maquillarme, vestirme, alistar mi bolso en pocos minutos). Pero aunque hay muchas desventajas, las ventajas y sobre todo los besos, abrazos y mimos de mis tres chicos me llenan el corazón.

Nadie dijo que fuera fácil

 

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Nadie dijo que fuera fácil, ni que todo fuera lindo, ni que fuese como lo pintan en las revistas. Ser madre es lo más hermoso que le puede pasar a una mujer, pero también puede ser estresante y cansado, sobre todo si lo eres por segunda vez.

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Qué pasa cuando llegas a tu casa después de una cesárea, con el dolor de la operación y la incomodidad de la grapas, y tu pequeño bebé tiene hambre y aún no tienes la suficiente leche para saciar su hambre y se pone a llorar como un descosido mientras su hermano mayor aprovecha el mínimo descuido para darle un manotazo o un pellizco. Aunque quieras mantener la calma, la desesperación se apodera de todo tu ser. No tienes ni fuerzas ni ganas para calmarlos a todos. Lo único que haces es llorar de impotencia día tras día hasta que la situación va mejorando.  Y cuando crees que en algo mejora y ya la leche va saliendo, te das cuenta que tu bebé sufre con gases y con pequeños cólicos que hacen que no coma bien y llore y se desespere… Vuelves a estresarte y llorar con él.
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Pues así fueron mis dos primeras semanas como bimadre: estresada, cansada, agotada, dudaba de poder hacer bien mi papel de mamá, incluso tenía momentos en los que me preguntaba por qué me había metido en este berenjenal, con un hijo estaba bien, podía viajar, moverme, irme a comprar, etc. Mis primeros días de bimaternidad fueron largos y a pesar de tener el apoyo de mi esposo y la ayuda de mis  padres, me sentía fatal. Lo más próximo a un relajante para mi era una ducha fría, esos minutos bajo el agua se llevaban mi estrés y mis lágrimas.
Ya estamos por cumplir el segundo mes de estrenada bimaternidad y ya no lloro, me sigo estresando por momentos, sobre todo cuando mi hijo mayor se pone celoso y quiere pegar a su hermanito o cuando el pequeño coge la teta y luego la suelta, la coge y luego la suelta porque sufre de pequeños dolores supongo, y según su pediatra, por los gases. Pero ahí vamos, para adelante, esperando que todo fluya y mejoren las cosas. Por lo menos ahora que el mayor ha entrado al colegio, tengo un respiro.

Nueva etapa: a la escuelita infantil

Empezando el cole

Con casi dos añitos mi hijo ha iniciado una nueva etapa: ha empezado a ir a la escuela infantil, como paso previo para ir el próximo año al colegio. DSC_0260El primer día ha sido tranquilo, no lloró. Hoy, sin embargo, apenas llegó al centro se puso a llorar sin parar, pero el detalle fue que lo hizo porque vio el parquecito de juegos a la entrada y quiso quedarse allí y no ir a su aula. Como no tenía otra opción que entrar, hizo una pataleta. Su llanto ya lo conozco: cuando no le dan lo que pide se pone en estado de histeria. A pesar de saberlo me daban ganas de llevármelo, pero la profesora me dijo que lo dejara un momento hasta ver si lo calmaban. Lo tuve que dejar así. Se me partió el corazón aún sabiendo que estaba poseído por la rabieta. Me quedé unos minutos esperando a ver qué pasaba, miraba por la ventana de la escuela que da a la calle, oí por unos minutos que seguía llorando. Me alejé unos metros para no salir corriendo a cogerlo en mis brazos. Unos minutos más tarde volví a pegarme a la ventana, parecía un perro olfateando y dando vueltas. Al no oír más su llanto, decidí irme.

El día anterior la profesora me había dicho que esto era normal, que era el periodo de adaptación y que si no podían tranquilizarlo me llamarían al móvil para que me lo llevara. He estado pegada al teléfono ayer y hoy esperando esa llamada, pero nada.  Queda una hora para que salga del colegio y supongo que ha superado el día, yo aún no, sigo nerviosa y con un vacío en casa, en el estómago y en el corazón. A la hora de recogerlo, fui rauda a su encuentro, con ganas de abrazarlo y besarlo. corriendo al coleAl llegar, su profesora me dijo que debido a la rabieta vomitó, pero que luego estuvo de maravilla, jugando, tocándolo todo, inspeccionando y sin obedecer todavía las órdenes de la maestra (cosa normal, según ella, hasta que se adapte).

Es difícil dejar a tu pequeño al cuidado de otr@s, pero su padre y yo hemos decidido que empiece a ir a esta escuelita para que cuando llegue el día de ir al cole, este momento no sea traumático para él. Además, he notado que mi hijo necesita interactuar con otros pequeños, porque cada vez que ve un niño en el parque o en la calle se emociona y los sigue para jugar con ellos. Veremos a ver cuánto nos dura el período de adaptación, creo que él lo superará más rápido que yo.

 

 

 

Niños digitales

Ramón García Martínez

Cada día que veo a mi hijo con menos de 2 años aprovechar cualquier oportunidad que tiene para ir corriendo y ponerse a tocar el ordenador (computadora) me emociono. Diariamente veo su interés por entender y dominar ese aparato que para él debe ser algo realmente interesante, pero también algo cotidiano en su vida. El hambre por aprender de los niños es insaciable y lo puedo ver diariamente en mi hijo: construyendo una torre con sus bloques, pasando las páginas de un cuento, probando los botones de la lavadora, televisión y, por supuesto, del ordenador. Eso me hace pensar en cómo los niños de hoy en día aprenden esta capacidad de interactuar con las máquinas que no había en nuestra época ni la necesitábamos, y por tanto será algo básico e imprescindible en su futuro. Lo curioso es que para esto que estoy describiendo ya existe un nombre y es “nativo digital”, un término acuñado por Marc Prensky, un famoso escritor sobre educación y aprendizaje. Básicamente los nativos digitales son aquellas personas nacidas en una época donde el desarrollo tecnológico está ya consolidado (en mi opinión, en España podría decirse de los niños nacidos a partir de la década de los 90 aunque todo dependería del contacto que hubieran tenido con la tecnología) y por tanto ven el mundo de una manera distinta a la gente nacida antes, los denominados “inmigrantes digitales”. Marc Prensky critica que la educación convencional, diseñada para “inmigrantes digitales” no es conveniente para estas nuevas generaciones, con las que deberían aprovecharse las nuevas tecnologías para adaptar la educación a esta novedosa visión que tienen los nuevos alumnos.

IMG-20150506-WA0005 En la educación de los jóvenes se van dando pasos para esto, pero solo estructurales, incitando al uso de los  medios digitales, pero no se ha cambiado la metodología ni se han adaptado las materias para estas nuevas  generaciones.

Yo quiero que mi hijo sea un hombre del siglo XXI, con todos los conocimientos y capacidades que necesitará en el  futuro, y me alegra ver que él está de acuerdo cuando lo veo pulsando botones en el ordenador y mirando a ver  qué pasa, o cuando toca la tablet para encenderla o para interactuar con alguno de sus juegos de animalitos. Él  está dispuesto a sumergirse en su mundo digital y yo quiero ayudarle a que sea una buena inmersión y no un  “planchazo digital”. Por supuesto que esto no quiere decir que vaya a centrar toda la educación de mi hijo en  temas digitales, sigue siendo básico que conozca y aprenda a jugar en el parque, a socializarse con los otros  niños y más adelante, lengua, literatura y el resto de disciplinas que se estudian en el colegio, aunque aprenderá  a leer en una tablet además de en libros.

Sin embargo, considero que el uso de nuevas tecnologías no es suficiente para que mi hijo pueda desenvolverse  todo lo bien que debería en su futuro. Al igual que la educación, no es suficiente con darle aparatos para que los  use, debe comprender e incluso más aún, dominar esos aparatos y no dejar que lo dominen y para ello, considero que la programación es lo que mi hijo necesitará en su futuro.

Algunos podrán decirme que eso sólo lo necesitará si va a estudiar informática y que hay otras disciplinas más importantes. Y quizás tengan razón y mi intención no es, ni mucho menos, quitar crédito o tiempo a otras materias, pero a mi parecer la programación es una disciplina que él puede y debe aprender para ese mundo que vivirá cuando sea adulto ya que, le proporcionará:

  • Conocimientos y entendimiento a la hora de enfrentarse a nuevas tecnologías. Si sabes cómo se hacen los programas entiendes más fácilmente cómo funcionan y por qué funcionan así.
  • Oportunidades de trabajo. Cada vez más el uso de ordenadores y los conocimientos informáticos son demandados en el mundo laboral y la programación puede dar un punto extra en el currículum de cualquier trabajador que desempeñe trabajo con ordenadores.
  • La programación es una disciplina que se basa en diseñar soluciones con el uso de máquinas y esto te ayuda a desarrollar capacidades como la abstracción, el razonamiento y la resolución de problemas que son tremendamente importantes y útiles a la hora de desenvolverse en la vida.
  • Y por último, y como comentaba antes, el hecho de poder programar hará que mi hijo sea capaz de dominar la tecnología teniendo una parte activa en ella y no dejará que le domine.

Es cierto que un niño pequeño no puede aspirar a aprender este tipo de cosas, todo a su tiempo, por eso, las diferentes plataformas de enseñanza recomiendan el inicio de esta enseñanza en los 8 años.

Si consideras que tu hijo puede sacarle partido a la programación y que pueda servirle para su futuro aquí te indico algunos sitios en los que tu hijo podrá empezar en el mundo de la programación pero jugando y haciéndolo divertido y entretenido para niños:

  • Code.org Este es un portal estadounidense donde los niños puedan aprender con juegos y programación. Hay versión en español.
  • Alice Es una propuesta de la Universidad Carnegie Mellon (EEUU) con la que dan de manera fácil y divertida los fundamentos de la programación. Es solo en inglés.
  • Scratch esta es la propuesta del MIT, una de las universidades tecnológicas más importantes del mundo. En español.
  • Doma de serpientes para niños Es un libro electrónico donde los niños pueden empezar a aprender un lenguaje real como es python.
  • Raspberry Pi, es un dispositivo usado sobre todo como “mini ordenador” para reproducción multimedia pero también dispone de herramientas para enseñar programación.